Cada vez que pasaba por esa mansión, a través de sus rejas, se oía el mágico sonido del piano. A través de la ventana abierta la veía a ella , con los ojos encerrados disfrutando cada sonido. La música se interrumpía al ser llamada por su madre para merendar…
Félix todavía envuelto en ese hálito mágico volvió a su humilde casa. Su madre le preparo un tazón con café con leche y crujientes tostadas con manteca…..Sentía la voz de su padre que regresaba de la fábrica, cansado después de extenuantes horas de trabajo.
-¡Hola hijo!...
-Hola viejo…
-Lucís cansado…Mañana cobro la quincena …. Iremos con mamá a comprarte algo para que lleves a la Facultad…
-Gracias. Pero me arreglo con el portafolio viejo…
-Vos, seguí estudiando sino terminarás como yo…
Félix después de limpiar la mesa fue a su cuarto y en su pequeño escritorio obsequio de su tío Jaime, comenzó a repasar los apuntes. Mañana daría el último examen de su carrera de Medicina, y pensó qué especialidad seguiría.
En los días como practicante, en la sala de guardia, vio pasar decenas de situaciones algunas con final dramático. Cuántas veces el jefe, le pidió comunicar a la expectante familia las infaustas noticias.
A la mañana siguiente, después de aprobar con excelente nota festejó con sus compañeros en el bar enfrente a la facultad. Le preguntaron: … qué especialidad vas a seguir? Unos contestaron pediatría, otro clínico y vos? Creo que neurocirujano. No sé.
En el hospital donde él había hecho sus prácticas comento con el facultativo de turno su elección.
-Félix; esta carrera es totalmente diferente a las otras. Vas a trabajar con la zona más delicada del cuerpo humano, el cerebro. Vas a necesitar de todos tus sentidos y precisión milimétrica. Si vos crees poseer todo eso, adelante. Trataré de transmitirte todo lo que yo sé. Te aconsejaría especializarte a través de una beca en otros países especialmente en Estados Unidos. Mirá, conozco en el Memorial Hospital de Washington a un colega el Dr. Davis que es el jefe de neurología y me comunicare con él a ver qué posibilidades podes tener para conseguir una beca.
-Infinitas gracias doctor.
-Es que veo en vos una dedicación que no vi en los años que ejerzo esta especialidad.
Pasaron meses. Félix seguía al lado del doctor Miranda aprendiendo cada día más e interviniendo en las delicadas intervenciones ya en forma directa siempre con la supervisión de Miranda. En un determinado momento al atardecer volviendo a su casa, la vio. Se cruzaron y en ese breve momento le dijo:
-Todavía sigo fascinado oyéndote tocar el piano. Ella lo miro diciéndole:
-Gracias, y en su bello rostro apareció un ligero rubor.
-Podremos hablar en otro momento? Como es tu nombre?
-Julia y el tuyo?
-Félix, ya llegaba el auto y prestamente subió a él no sin antes brindarle un sonrisa. Extasiado llegó su hogar y esa noche casi no durmió pensando en ella. Esa mañana apenas llegó al hospital el médico lo citó a su despacho.
-Siéntate…. Tengo noticias para vos. Te otorgaron media beca y consiguieron radicación temporaria.
-Gracias Dr.
-No me defraudes Félix.
Cuando llegó a su hogar, sus padres jubilosos lo abrazaron. Su padre le dijo:
- Mira hijo. Tenemos guardados unos dólares que compramos durante años… Te compraras el pasaje y con lo que te sobre, tenedlos para tus gastos.
- Pero viejo es todo lo que tenés.
-En vez de tenerlos en una cajita…úsalos.. Algún día me los devolverás.
Al mes, tomaron el colectivo 86 hasta Ezeiza. Entre contenidas lágrimas embarcó. En el equipaje de mano atesoró la caja de alfajores Havanna que su madre le trajo. Después de 14 horas de vuelo arribó a Washington. Se felicitó de haber estudiado Inglés durante tantos años. Tomó un taxi y llegó al hospital.
Era una mañana fresca pero luminosa. Se hizo anunciar y a los pocos minutos una sonriente secretaria después de un breve interrogatorio, lo condujo al octavo piso. Aguardó un rato largo, y lo introdujo a la amplia oficina donde un sonriente Dr. Davis le dió la bienvenida.
-Te hospedarás en el cuarto piso, el dormitorio de internos hasta conseguir un alojamiento, allí tenés el comedor y la sala de lectura. Eso sí, trata de conseguir un trabajo porque la beca solo te cubre la parte médica. Empiezas el lunes ya te avisará Judith.
Un pequeño cuarto lo cobijó. Un armario reducido sirvió para poner su maleta. Estaba rendido, durmió de un tirón hasta que un suave golpeteo lo despertó. Era Judith. Lo invitó a desayunar. Se encontraron en el comedor y ávidamente devoró lo que puso en la bandeja. Judith tomó solamente un café con tostadas.
-Félix –le dijo- me vendrá a buscar mi prometido, le hablé de usted y con gusto lo llevamos a recorrer esta ciudad para que se compenetre y conozca los lugares más interesantantes.
A la media hora llegó John y después de las presentaciones de rigor bajaron al estacionamiento donde a bordo de un imponente auto iniciaron el recorrido. Primero fueron a los lugares históricos y luego al centro donde después de un ligero refrigerio (en USA al mediodía se acostumbra así, para seguir la jornada en forma despejada ya que las jornadas son hasta las 17 hs) les comentó a ambos la historia de su vida, hablándole de sus padres su modesto hogar, y su vinculación con su mentor.
John a su vez, habló de su trabajo como director ejecutivo de una financiera en Wall Street. Le dio su tarjeta para ponerse a su disposición. Al otro día sería el día de Acción de Gracias -quizás el día más importante de esa nación-. Judith le había comunicado que a él le tocaba cubrir la Sala de Guardia dado que en la Argentina no se le daba importancia a ese día.
A las 8 en punto ingresó al lugar. Dos enfermeros, uno portorriqueño y el otro colombiano cubrirían la guardia junto a él. Todo transcurrió con normalidad, pequeñas consultas, unos cortes sin importancia una gastroenteritis… llenaron las horas. Hasta que a la noche, comenzaron a llegar los primeros casos difíciles: heridos de bala, cosa que después de la operación consiguió estabilizarlo extrayendo el proyectil y entregándoselo a la policía. Pero el caso más complicado llegó cerca de las 24. Ingresó un paciente con severo traumatismo de cráneo. La tomografía reveló fractura en la zona temporal, con sangrado. No quedaba tiempo, con el anestesista y dos asistentes comenzó la intervención que duró aproximadamente 5 horas. Al terminar, habló con los ansiosos familiares. El paciente está en estado muy delicado. Tenemos que esperar al menos las próximas 24 horas. Del grupo se desprendió un joven (resulto ser el hijo mayor del accidentado) al que tuvo que tranquilizar.
-Tenemos que esperar doctor?. Sabe usted quien es mi padre? Anthony Forbes.
-Oiga usted joven, para mí es un paciente a quién apliqué todo mi conocimiento. Y se retiró.
Después de pasar la guardia a su habitación, cayó desplomado.
A la mañana siguiente despertó alrededor del medio día. Desayunó copiosamente después de una ducha casi helada se encontró con Judith. Tenía en su cuerpo huellas del cansancio del día anterior. El Dr. Davis lo requería. Se presentó ante él y hablaron:
-Todos hablaron maravillas de su intervención. Sabe a quién le salvó la vida? A Anthony Forbes la segunda fortuna de USA.
-Hice lo que hubiera hecho con cualquiera en las mismas circunstancias.
-Tómese todo el día de mañana.
-Gracias. Voy a aprovechar para buscar trabajo.
Tomó el bus hasta la parte central que había conocido con John y Judith. Recibió negativas en varios comercios pero a punto de desilusionarse, en el famoso restaurant Cloe poseedor de dos estrellas Michelin, sumamente concurrido consiguió una plaza de bachero en la cocina. El dueño un exitoso empresario gastronómico, al enterarse de su actividad, le otorgó la libre elección de sus horarios. Tenía en la cocina, una brigada más que completa. Le ofreció un sueldo semanal bajo pero a él le servía. El horario era libre… la gran cocina funcionaba a la perfección la vajilla se manejaba automáticamente Félix se alimentaba con el remanente de las comidas en el comedor del personal. Se fue interesando en la elaboración de los platos. Joseph Lacroix el chef principal, observándolo todo, reparó en él, y lo incorporó como ayudante personal.
En los escasos intervalos de tiempo que a veces se daban, fue enterándose de la vida de Félix. Era evidente que aumentaba el aprecio por él. Precisamente en el Día de San Valentín con el restaurant a full, un camarero ayudante de mozo, enfermó, fue entonces que Lacroix le dijo:
-No te atreves a salir al salón? La respuesta fue afirmativa.
Debidamente uniformado su tarea era alcanzar al mozo asignado los platos a medida que salían En la gran mesa central, atendida por tres mozos curiosamente se encontraba Forbes, sus hijos, y la exitosísima pianista Julia Roca que recién finalizaba su gira por los Estados Unidos. Es increíble pensó, volverla a ver en estas circunstancias. Procuró pasar desapercibido, pero tenía que llevar a la cocina los platos consumidos y traer los otros ya pedidos. Estaba realmente emocionado. En determinado momento Julia le solicito al mozo que la atendía felicitar al chef por la comida y distinguió fugazmente entre ellos un rostro familiar. Se levantó para ir al toilette observando la puerta por donde entraba n y salían los mozos. Al pasar Félix, se vieron. Él la miro un instante, palideció y entró al despacho. Otro al que le pareció conocido fue al hijo de Forbes, increíble casualidad.
-Decime vos no sos el cirujano que salvó la vida de mi padre?
-Sí…pero ahora estoy trabajando.
Le paso rápidamente su tarjeta diciéndole: -Llámame…y se reintegró a la mesa…casi al unísono con Julia...que le preguntó:
-Conoce al camarero?
-Por supuesto! es el cirujano que salvó la vida de mi padre. Cómo olvidar ese día de Acción de Gracias…!!
Ella dijo: -yo también creo que lo conozco.
-Pues entonces arreglaré algo para que nos encontremos los tres.
Al finalizar la jornada Félix estaba totalmente shoqueado. Esa noche casi no pudo dormir.
Anthony –que así se llamaba Forbes hijo- al llegar a su despacho llamó a su secretaria que ya le alcanzaba su tradicional café:
-Ruth, llame al Memorial Hospital, y averigüe el nombre del cirujano que atendió a mi padre la noche de Acción de Gracias y arregle un encuentro con él en el Presidencial Hotel en el horario que él disponga
-Señor, el cirujano está operando y me dijeron que lo llamara en cinco horas.
-Bien, hágalo…
Felix no entendía nada, pero acordó encontrarse con él el día de su franco. El día del encuentro, ya en la mesa había tres personas: Forbes, su prometida y... Julia. Tambaleó ligeramente. Luego de las presentaciones de rigor, con voz entrecortada por la emoción le dijo:
-Julia…todavía recuerdo las dulces melodías que escuchaba a través de tu jardín.
La emoción la embargó
-Entonces sos vos, Félix.
Tomó su mano, se miraron con intensidad. Imaginen ustedes el final…
Segunda parte? Y que paso?
ResponderEliminarque te gustaría que pase? :-)
Eliminar