A los dos días, llegó al asilo un camión de regular porte. Al ser atendidos. El chofer de David pidió hablar con la hermana Superiora: - le traemos víveres…
- ¿Quién manda semejante cosa?
- El donante quiere permanecer anónimo…
Entregaron todo y se retiraron. Las monjas no lo podían creer. Vegetales de todo tipo, cortes de carne de primera calidad. Elementos para elaborarlos. Al rato, volvió el chofer:
- Hermana, lo olvidé: vendremos cada semana.
Más alegría…
David pidió una reunión con sus abogados. Esa misma tarde se reunieron. Les explicó lo sucedido.
- …¿Quiere adoptar una huérfana? Llamaron a un colega especialista en ese tema.
- Mire: Es muy difícil pero no imposible conseguir eso. Depende del juez de familia que nos toque. Iniciaremos los tramites mañana mismo. Lo llamaré apenas tenga novedades.
A los quince días lo llamaron del estudio. Se reunió con el abogado:
- Buenas noticias: Providencialmente tomó el caso un juez conocido. Realizaron todas las averiguaciones sobre usted en tiempo record. Normalmente las adopciones se dan a los matrimonios constituidos, pero con sus impecables antecedentes le otorgaran la custodia provisoria de María. Recibirá la visita cada mes de una asistente social para verificar el entorno.
Habló con Julie que se encargó de acondicionar un cuarto para ella. Se contrató un ama de llaves seleccionada entre varias. Mujer muy agradable, viuda con impecables antecedentes, Patricia. Fueron al asilo con Rosalía previo aviso. La Superiora, trajo a María.
- Ya le expliqué todo, bendiciones y buena fortuna.
Cuando ella lo miró a David, sus ojos se iluminaron. El recuerdo de aquella noche en el Greco lo tenía grabado en su mente. Con un pequeño bulto con sus pocas cosas, llegaron a la casa. Su alegría no tuvo límites. Patricia quedó con ella. En el placar, prendas de todo tipo y todo lo que necesitara. A la hora, cuando bajó acompañada de Patricia, era otra. Se sentó a la mesa con mucha timidez. David se sentó a su lado. Incitándola a comer. Era evidente que las religiosas la habían educado muy bien. Sus modales eran delicados. Venciendo de a poco su timidez, comenzó a participar de las conversaciones.
Pasaron los días. María se iba integrando más y más a este nuevo mundo para ella. Tenía una gran facilidad para asimilar todo lo nuevo. Era una hermosa muchacha. Solo tenía ojos para David. Casi al llegar el verano, pensó que había un destino al que no había visitado: Nueva Zelanda. Al proponérselo, alcanzó a decir: - Con usted voy a cualquier lado. Partieron acompañados por Patricia un 17 de Diciembre. Visitaron lugares increíbles. Se acercaba el fin de año. Reservó una mesa cerca de la pista central donde se desarrollaría un espectáculo de primer nivel. Había bebido unas copas. Salieron al jardín. Tomó la mano de María:
- Tengo que decirte que me enamoré de vos.
- Yo, dijo ella, me enamoré el día que hiciste poner una mesa para mí en el Greco. Nunca te olvidé.
Sé casaron en una pequeña capillita en la cima de un monte rodeada de flores.
Esta es la historia de los cinco amigos…
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