El viejo encorvado,
llevando su peso,
el de tantos años,
arrastra su bolsa
de cosas tiradas.
Y en la plaza triste
del barrio lejano,
sentado en el banco,
que a veces es lecho,
cerrando sus ojos,
trae sus recuerdos
de cosas pasadas.
La casa materna,
el primer noviazgo,
sus hijos queridos
y su compañera
que lo abandonaba…
Se quedó muy solo,
solo de cariño,
solo de esperanza
con su bolsa rala.
Se durmió despacio,
tapado de estrellas
en el banco mullido,
su cama.
Cuando lo encontraron,
cubierto su cuerpo
de flores caídas
del árbol añoso,
su rostro sereno,
soñaba, soñaba….
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