La Transformación PARTE 4/4 (c)

 A los dos días, llegó al asilo un camión de regular porte. Al ser atendidos. El chofer de David pidió hablar con la hermana Superiora: - le  traemos víveres…

-         ¿Quién manda  semejante cosa?

-         El donante quiere permanecer anónimo…

Entregaron todo y se retiraron. Las monjas no lo podían creer. Vegetales de todo tipo, cortes de carne de primera calidad. Elementos para elaborarlos. Al rato, volvió el chofer:

-         Hermana, lo olvidé: vendremos cada semana.

Más alegría…

David pidió una reunión con sus abogados. Esa misma tarde se reunieron. Les explicó lo sucedido.

-         …¿Quiere  adoptar una huérfana? Llamaron a un colega especialista en ese tema.

-         Mire: Es muy difícil pero no imposible conseguir eso. Depende del juez de familia que nos toque. Iniciaremos los tramites mañana mismo. Lo llamaré apenas tenga novedades.

A los quince días lo llamaron del estudio. Se reunió con el abogado:

-         Buenas noticias: Providencialmente tomó el caso un juez conocido. Realizaron todas las averiguaciones sobre usted en tiempo record. Normalmente las adopciones se dan a los matrimonios constituidos, pero con sus impecables antecedentes le otorgaran la custodia provisoria de María. Recibirá la visita cada mes de una asistente social para verificar el entorno.

Habló con Julie que se encargó de acondicionar un cuarto para ella. Se contrató un ama de llaves seleccionada entre varias. Mujer muy agradable, viuda con impecables antecedentes, Patricia. Fueron al asilo con Rosalía previo aviso. La Superiora, trajo a María.

-         Ya le expliqué todo, bendiciones y buena fortuna.

Cuando ella lo miró a David, sus ojos se iluminaron. El recuerdo de aquella noche en el Greco lo tenía grabado en su mente. Con un pequeño bulto con sus pocas cosas, llegaron a la casa. Su alegría no tuvo límites. Patricia quedó con ella. En el placar, prendas de todo tipo y todo lo que necesitara. A la hora, cuando bajó acompañada de Patricia, era otra. Se sentó a la mesa con mucha timidez. David se sentó a su lado. Incitándola a comer. Era evidente que las religiosas la habían educado muy bien. Sus modales eran delicados. Venciendo de a poco su timidez, comenzó a participar de las conversaciones.

Pasaron los días. María se iba integrando más y más a este nuevo mundo para ella. Tenía una gran facilidad para asimilar todo lo nuevo. Era una hermosa muchacha. Solo tenía ojos para David. Casi al llegar el verano, pensó que había un destino al que no había visitado: Nueva Zelanda. Al proponérselo, alcanzó a decir: - Con usted voy a cualquier lado. Partieron acompañados por Patricia un 17 de Diciembre. Visitaron lugares increíbles. Se acercaba el fin de año. Reservó una mesa cerca de la pista central donde se desarrollaría un espectáculo de primer nivel. Había bebido unas copas. Salieron al jardín. Tomó la mano de María:

- Tengo que decirte que me enamoré de vos.

- Yo, dijo ella, me enamoré el día que hiciste poner una mesa para mí en el Greco. Nunca te olvidé.

Sé casaron en una pequeña capillita en la cima de un monte rodeada de flores.

 

Esta es la historia de los cinco amigos…

 

 

 

 

 

La Transformación PARTE 3/4 (c)

- ¿Y vos Anna que tenés para contarnos?…

        Estoy como siempre, en el hospital, en medio de esta pandemia asesina. Me afectó cuando ves que mueren pacientes a los pocos días de ingresados, con su familia angustiada al recibir la noticia de su muerte.

        - ¿Tenés alguien con vos?

        - Me anda revoloteando un colega. Pero estamos tan ocupados que ni tenemos tiempo para tomar un café… Un día de tranquilidad, salimos a almorzar.  Se me declaró. Me gusta. Y lo acepté. Ni nos podemos comprometer en medio de este caos. Parece  mentira, nuestro primer beso fue en la sala de médicos. Según parece, esta calamidad va para rato.  Menos mal que estamos todos bien.  

 

        - ¿Julie, qué es de tu vida?

      - Por ahora, no tengo novedades. Sigo viviendo con mi mamá. Eso sí, estoy contenta porque recibí una invitación para incorporarme a la NASA. Pero por ahora, no puedo viajar. La semana que viene, partirá un vuelo de la embajada. Dejaré a mamá con una prima que vive cerca de casa y que aceptó cuidarla. Huérfana de madre, estuvo casi todo el tiempo en casa. La adora.

La confitería, luego que amainó, quedó casi desierta. Entró una muchacha prácticamente empapada con un changuito de regular tamaño. El encargado le hizo seña para que  se acercara de la cocina.  El abrigo, raído apenas la cubría.  David, había observado el hecho.  Trajo dos bolsas que casi llenaron el desvencijado artefacto. Llamó al mozo.

        ¿Quién es esa chica?

        Viene del asilo de huérfanas. Todas las noches le damos los alimentos que mañana no servirán.

       - Esta temblando: Prepárele una mesa y sírvale comida caliente con la bebida que quiera y el postre que elija. Yo pagaré la cuenta.

Así se hizo, el mozo lo señalo a él. Con una débil sonrisa cuando lo miró. El abrigo lo llevaron a la cocina para procurar secarlo. Comió un guisado que los cocineros habían preparado para el personal, seguido de un flan con crema y dulce. Un té. Lucía satisfecha y feliz. El camarero la acompañó a la salida. Ella se dio vuelta y lo saludó sus manos unidas en señal de agradecimiento. David quedo impactado.

       - Que bien que estuviste, con esa chica viejo: brindamos por vos… y por Julie.

 

Eran los últimos parroquianos. Se despidieron afectuosamente.

        - Hasta el mes que viene amigos.

David tomo un taxi, dejando a Roberto en su casa. Le abrió el portero nocturno. Al llegar a su piso tomo una reconfortante ducha,  llevándose a la cama una generosa medida de Chivas Regal con un trozo de torta que su cocinera había dejado. Se durmió profundamente. A la mañana siguiente, llamó a su secretaria y le contó lo sucedido:

-         Rosalía Hágame un favor. Averígüeme donde queda el asilo y con quien tengo que hablar. La llevará el chofer y luego váyase  a su casa.

 A la mañana siguiente, al llegar a su oficina, Rosalía lo saludó y le sirvió un café:

- Señor: me apersone al orfanato, está bajo el cuidado de las Carmelitas descalzas. La hermana Superiora, me atendió muy bien y me puso al tanto de la situación. Reciben muy pocos subsidios: donaciones, que a veces no alcanzan, por lo que tienen a salir a conseguir vituallas. Es el caso de la chica que estuvo en El Greco. Le pregunté su nombre, - María dijo. Es la huérfana más antigua. Me contó su historia:

-Una noche desapacible de invierno, golpearon la puerta fuertemente. Abrí, me encontré con una pequeña canasta. Y oí el llanto de un bebe. La entre, me encontré con una beba bien arropada y una nota que todavía conservo: Soy madre soltera, mi pareja me abandonó.  No tengo ningún recurso. Cuídenla… que Dios las bendiga.

  - Gracias Rosalía.

La Transformación PARTE 2/4 (c)

 David lucía triste.

            – ¿Qué te pasa viejo?

        Les cuento: Todos los sábados salimos a andar en bicicleta con el papá de mi secretaria. Un hombre muy agradable. Sumamente risueño…

               Al volver desde San Isidro, se separó del grupo y me dijo:

– Mañana es el cumpleaños de mi esposa, le quería regalar una pulsera que vi en una joyería. Aseguré mi bicicleta y compré la pulsera.  Al volver, la bicicleta no estaba.

Y eso me tiene mal…

Roberto inmediatamente comentó:

–No te preocupes, ya la vamos a encontrar…

Al sábado siguiente, se encontraron en el mismo lugar donde había desaparecido el rodado. De su camioneta bajó una bicicleta parecida a la de su acompañante, la dejaron en las mismas condiciones que la robada. – Esta, tiene un sensor que nos va a conducir a los que la sustrajeron. Tenemos que esperar. Pasaron varias horas en el interior del vehículo, consumiendo unos sándwiches.

Cortaron la cadena. Uno de ellos, se fue pedaleando. El sensor comenzó a emitir señal. Se guiaron por él por varios kilómetros hasta llegar a Barracas. Las señales se hicieron más potentes. Divisaron un portón. Era el lugar. Roberto pidió refuerzos. Cuando llegaron, irrumpieron en el lugar con violencia. Había cuatro personas, rápidamente reducidas. Encontraron decenas de bicicletas robadas, muchas repintadas. Una considerable suma de dinero variado y muchos celulares. Roberto le dijo a su exultante amigo – Mirá lo que venimos a descubrir. Cargá la tuya y espérame.

Escuchó gritos desgarradores. Roberto volvió.

        Y esos gritos ¿Qué pasó?

         Ya te vas a enterar. Bajá del vehículo.

Llamó al SAME. A los 15 minutos, arribó la ambulancia. Los paramédicos miraron asombrados. Encontraron a los cuatro con el brazo derecho totalmente deshecho y un cartel: Esos ladrones ya no robaran más bicicletas.

– Bien hecho Roberto...

 

(continúa...) 

La Transformación PARTE 1/4 (c)

 Eran cinco entrañables amigos: Julie, Roberto, Anna, Julia y David. Julie una exitosa diseñadora  de modas. Roberto eligió la carrera policial en la academia Ramón Falcón. Anna, cirujana. Julia, ingeniera en comunicaciones y David Financista. En la secundaria, se conocieron. Formaron un grupo que se afianzó con el correr de los años de estudios. Cuando finalizaron el bachillerato, siempre comunicados, se reunían cada mes en el Greco, la confitería más prestigiosa de Caballito. Aunque les quedaba a trasmano, era un buen lugar. Sobre todo porque tenían un saloncito alejado del bullicio. Pero esa vez les armaron la mesa a un costado del salón, dado que lo habían reservado. Todos, a la hora señalada, llegaron puntualmente menos Julia. - ¿Se habrá olvidado de la reunión?

Comenzaron a servirse. Su celular no contestaba. A los 45 minutos, llegó agitada.

        Perdonen mi tardanza.

        Esperá, tomá algo y después nos contás…

        No puedo, tengo que decirles que estoy de novia y me voy casar. (Asombro general). Fue fulminante.

        Contá como fue ese fulminante.

        Fue por mi billetera. Cuando Salí de mi oficina, en la calle, la temperatura había bajado. Cambié de mano para ponerme el saquito, tomé un taxi para llegar a casa, pagué con la plata que tenía en el saco. Cuando llegué, estaba tan cansada, que me preparé un sándwich y un café y caí rendida.  A las tres, fui al baño, me puse a duras penas el piyama. Mi mucama, que llega a las nueve, me vio tan profundamente dormida, que no me molestó. Cerca del mediodía, atendió el portero eléctrico: – ¿Aquí vive la señorita Julia Orozco? Vengo a traerle la billetera que perdió. Patricia me despertó. Entre sueños le dije: – Hacelo pasar.

Me puse una bata. Al recibirlo lo mire y noté que era muy apuesto. Él me entregó la billetera. Yo ni desayuné, le dije – ¿Quiere tomar un café?  Y me contestó: – No, gracias. Tengo una reunión en mi oficina y no acostumbro a hacer esperar a la gente. Le dejo mi tarjeta y luego de un breve saludo, se retiró.

Cuando desayuné, pensé lo mal que había tratado a ese hombre. Llamé a su oficina.

La secretaria me atendió: – El abogado esta en reunión. No le puedo pasar llamadas. Déjeme sus datos y se los pasaré.  

– Dígale solamente: billetera.

A la mañana atendí el teléfono y era él: –Disculpe que no la pude atender.

– NO, la que tengo que pedir disculpas soy yo por la forma en que lo atendí. Le propongo que nos encontremos para cenar, pero con la condición de que usted será mi invitado.

– Lo que más me atrae, es que no tendré que pagar yo (risas).

Cuando llegué al lugar, él estaba esperando en la barra. Mi corazón se aceleró. La cena transcurrió en medio de muchas preguntas. Como eran mis gustos: si estaba saliendo con alguien. Yo hice lo mismo. Me acompañó a casa. Al, llegar en la puerta, me tomó del brazo y me atrajo hacia él. Nos besamos apasionadamente.

Salimos muchas veces. En uno de los paseos, una hermosa tarde, llegamos al Rosedal. Nos sentamos en una de los tantos bancos. Allí en medio del perfume de las  rosas, se arrodilló, sacó un estuche con un anillo y me dijo: – ¿te quieres casar conmigo?

Un aplauso general. La primera en comprometerse…de la barra!    

– Felicitaciones!... mozo! traiga una botella de champán.

Brindaron. Siguieron conversando animadamente… 

 

(...continúa)