David había sido nombrado coordinador
general para operaciones especiales. Su secretaria no era otra que Abby, su
compañera.
- Tenés una llamada de Méjico, te la paso David?
- Estuvimos en la reunión en Canadá. Tuve el gusto de escuchar sus comentarios, muy atinados. Mi nombre es José Luis González, soy el Canciller y quisiera, dada la peligrosa situación que está atravesando mi país, contar con su presencia para que nos asesore. Obviamente será muy bien recompensado
- Señor: En este momento estoy trabajando para mi gobierno.
- Perdone la interrupción: En caso de conseguir el permiso: Usted vendría?
- Sí. Lo haría con gusto.
Se despidieron cordialmente. A los dos días, lo convocaron de Presidencia:
- Tuve una conversación con el canciller Mejicano. Nuestras relaciones, son excelentes, de manera que lo autorizamos a ausentarse.
- Gracias. Abby, tenemos trabajo.
Al llegar a Méjico, fueron recibidos por el Canciller y el superintendente de seguridad.
- Seguramente estarán cansados. Los dejaremos en hotel The st regis y mañana a las once, los vendrán a buscar y nos reuniremos expreso el funcionario.
La suite les pareció excelente. Cenaron en la habitación, probaron la clásica comida mejicana. Picante, pero sabrosa. A la mañana bajaron, desayunaron y a las diez y treinta los llevaron al ministerio, un imponente edificio fuertemente custodiado. Se reunieron con el funcionario. Comenzaron a escucharlo detenidamente.
- Usted nos acaba de decir que un informante confiable los proveería de datos y cuando llegaban al lugar, lo encontraban desierto?
- Tal cual
- Cuáles son los cercanos a usted?. Francisco Ortiz. Pero de él, no puedo sospechar nada ni decir nada. Lo conozco de cuando ingresó a la institución. Soy el padrino de su hijo, voy regularmente a su hogar.
- Creo que comenzaríamos por los segundos jefes. Señor Ortiz. En nuestra larga experiencia, nos hemos encontrado con todo tipo de desagradables experiencias.
- Pues investiguen… Les han acondicionado una oficina en el piso superior. Nadie los molestará, tienen un ascensor privado que uso yo y mi segundo.
Durante diez días, estuvieron examinando los legajos de los principales funcionarios, sin encontrar nada sospechoso. El jueves lo llamó el Superintendente:
-Recibí un mensaje codificado del informante: El Sábado a la noche recibirán un importante envío de droga y otro menor de éxtasis. NO comente esto con nadie. A su segundo, coméntele el dato. Lo queremos hacer por rutina.
Al llegar el día con el grupo especial, informado a último momento, especialmente distribuido, irrumpieron en el lugar. Con toda la violencia: estaba vacío… David y Abby, participantes de la operación, solo se miraron. A los cinco minutos llegó el funcionario. Palideció… Tambaleó ligeramente.
- No lo puedo creer. Era como un hijo para mí.
- Cálmese. Cítelo para mañana. Coloque micrófonos ocultos. Estaremos allí.
Al otro día se produjo el encuentro. Francisco estaba pálido.
- Que me has hecho… Te traté como de mi familia…
Se sentó. Les contaré todo. Hace tres mesas, recibí un llamado en mi línea privada:
o Francisco: Usted tiene un hijo: Estudia en escuela Don Bosco. Lo lleva a las ocho. Y su esposa (linda señora)lo busca a la una. Lo lleva a su casa en el barrio privado Las Acacias. Antes de almorzar, juega con su perro Lassie Ayer se cayó y se lastimo la rodilla.
o Que quieren ustedes?
o Muy sencillo. Que nos informes cuando van a hacer los procedimientos. Ya perdimos mucho dinero. Pórtate bien y nada le ocurrirá a tu familia.
- Desde ese momento trabaje para ellos. Antes de que me lleven, permítanme llevarme algunas cosas de mi oficina.
- Está bien, pero deje la puerta entreabierta.
Así lo hizo. Al minuto se escuchó un disparo. Quedaron anonadados.
- Que esto quede entre nosotros.
- Todavía estará con vida (dijo David), quizá podríamos ubicar de donde partió la llamada.
A las dos horas sonó el WhatsApp. Habían convocado al jefe de técnicos. - Conteste con un mensaje lo más largo que pueda. Así se hizo.
-Señor: el mensaje partió de la secretaria de presidencia. Concretamente la oficina a cargo del jefe de gabinete.
Con conocimiento del Presidente, lo detuvieron. Investigaron sus cuentas bancarias. Durante muchos meses se descubrieron importantes transferencias a paraísos fiscales.
- Háganlo desaparecer… ordenó.
Así se cumplió la orden. Su cuerpo se sumó a la fosa repleta de cadáveres descubierta en la víspera.
David y Abbie quedaron a cargo. Fueron increíbles los resultados. A la gente capturada se la interrogó “con suavidad". Al arrancarle la segunda uña, confesaban como un libro abierto. Los principales líderes cayeron. Se incautaron miles de toneladas y millones de dólares que fueron distribuidos entre las fuerzas. Los delitos disminuyeron de tal manera que David y Abbie, después de capacitar a nuevos funcionarios probos, partieron de vuelta al país condecorados con la máxima orden mejicana El Águila Mexicana.
En su rancho, apartado de La Pampa, Abbie comentó a David: - No tomes más casos por el momento: Te informo que estoy embarazada…
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