El Descubrimiento (C)

Son las 11 del día domingo. Paul recibido de médico con medalla de oro, comenzó a especializarse en neurología. Tenía una idea fija en la cabeza que era dedicarse a investigar los males que aquejaban a las personas mayores, como la pérdida de memoria.
Sus abuelos que lo habían criado, después del terrible accidente automovilístico que les costó la vida a sus padres, habían comenzado a transitar el camino con él, dándole una excelente educación y cubriendo sus necesidades básicas.  
Ya en edad de empezar a trabajar su tío Jorge que estaba en el periodismo gráfico lo había iniciado en esa especialidad, enseñándole  fotografía.  Con el tiempo le encomendaba notas fáciles, y rápidamente lo apasionó esa profesión. Lo incorporó a la revista donde trabajaba y así fueron pasando los años. 
Con el trascurso del tiempo, su abuelo comenzó  a experimentar una pequeña pérdida de memoria que en su abuela se hizo muy evidente. Paul, siguió con sus estudios universitarios y dejo la fotografía 
Comenzó los complejos estudios gracias a una beca en el Instituto Raffo.  Allí durante años elaboró diversas teorías comenzando por descartar a todas las anteriores. El afirmaba que las neuronas perdidas estaban en estado latente. Investigó a los pueblos con un alto índice de longevidad y el pueblo japonés lo tenía, por la memoria y sobre todo por su forma de vida. Investigó sobre sus hábitos alimentarios. El arroz y sobre todo los pescados. Hizo un requerimiento en la Embajada Japonesa, consiguiendo una plaza en el más famoso Instituto de Tokio. Durante meses y meses visitó el mercado más importante del mundo  donde llegaban diariamente todas las  especies de peces. Fue tomando muestras de los mismos, fundamentalmente de sus cabezas y con ayuda  del microscopio electrónico examinó los centros neurológicos de ellos.
Casualmente en un stand de la feria  se exhibía un  ejemplar de un tiburón como de cuatro metros tigre y era uno de los pocos que faltaba seguir la pista, y al que no había investigado. Lo llevó al laboratorio y procedió.  El cerebro del escualo era voluminoso. Preparó compuestos que había  aplicado anteriormente inyectándolo en cobayos casi moribundos.
A la mañana siguiente Paul y su equipo encontraron algunas jaulas tiradas y otras con los animales en estado de total frenesí. Estaba exultante. Durante meses y meses  contando con la total hospitalidad del gobierno japonés, siguió  con los estudios. Muchas de sus investigaciones fueron publicadas en el Journal Medical Magazine y merced a ello le ofrecieron continuar con ellos en la prestigiosa Universidad de Stanford. Allí fue equipado con un moderno laboratorio donde pudo dar rienda suelta a sus proyectos sin que nada interfiriera.
La beca le permitía vivir cómodamente, trabajaba hasta altas horas. Uno  de sus ayudantes en medio de un frugal almuerzo le comentó:
-Paul, por qué no sales un poco? Con este ritmo enfermarás, tienes que pensar un poco en tu salud, trabajas hasta cualquier hora y te alimentas con comida chatarra. 
 Una ligera sonrisa iluminó su rostro y dijo: 
-Yo acá conozco a pocas personas. Me presentaron en el Club Latino a una chica, quedamos en salir pero vendría con una amiga recién llegada de Argentina ¿y si me clavo? Estoy lleno de dudas. 
-Si son dos, puedo darte una mano, avísame y salimos juntos.
 La semana fue fructífera. En el cerebro del tiburón aisló una sustancia que aplicada a un cobayo en estado de coma,  lo revivió de tal manera que sacudió con increíble fuerza la jaula en la que estaba. Su alegría fue tal, que con su ayudante celebraron con un brindis que siguió con otros más.

-Oscar, quiero salir un poco. Te parece bien el sábado?

Quedaron en encontrarse en Starcafé. Se sentaron junto a un gran ventanal. Oscar  le dijo: 

- ahí vienen, cual es la mía? La de la pared.

Los ojos de Paul brillaron y dijo: 
-Oscar creo que me enamoré.
Una bella e infartante morocha lo había flechado. Las chicas  tomaron asiento  y él  inmediatamente le preguntó sus nombres. Ella se llamaba Anna. Era muy tímida. El que llevó la conversación fue él. Luego le tocó el turno a ella. Contó que eran sus  vacaciones y su amiga le mandó un pasaje que aceptó. Era su primera salida de la Argentina. El tiempo paso rápidamente y Paul le contó su historia, él también era de Argentina  y no había conocido prácticamente a nadie. Una ligera sonrisa de Anna.
-Me va decir que no conoció a ninguna chica?-Así es.  Pero me gratifica el hecho de haberla conocido a usted. 
Ya la conversación se hizo más fluida…. 
-Anna cuando se volverá?
-La semana próxima. 
 Oscar propuso salir a bailar. Anna se negó. Paul la invitó a  llevarla hasta su alojamiento. Era en el hotel Hilton que quedaba cerca de donde estaban.  Cortésmente abrió  la puerta del Mercedes y  al arrancar, procuró arrimarse un poco.

-No se equivoque. Recién nos conocimos.


Se despidieron con un ligero apretón de manos y en la conserjería  pidió la llave de su habitación. Cuando tomó el ascensor Paul se acercó a la conserjería  poniendo un billete de 100 dólares en las manos del conserje consiguió el número de habitación.  Cuando golpearon a la puerta  Anna se sorprendió al recibir un hermoso ramo de rosas con una tarjeta  “Entraste en mi corazón” Paul.
De regreso al laboratorio su ayudante golpeó la puerta de su despacho comentando la salida. Tengo que seguir, pero tratá de averiguar con tu amiga todo lo que puedas sobre Anna. Los días transcurrieron rápidamente. Los estudios  sobre la nueva droga avanzaban a buen ritmo faltaba saber cómo serían las dosis en los humanos. Se requerían voluntarios,  Con la anuencia de la Administración Federal de Drogas consiguieron voluntarios en las cárceles en pacientes aquejados con el mal.
Los meses subsiguientes dormía muy pocas horas. Consiguió finalmente aislar la sustancia propicia. Las porciones a administrar serian ínfimas para aumentarlas cada mes.  Los voluntarios experimentaron una notable mejoría en sus hábitos, en su lucidez. Comenzaron a leer y estudiar carreras impensadas para ellos.
Un día Paul se desesperó pensando en Anna. Con los datos de su  ahora amigo, llamó a las oficinas donde Anna era la secretaria del presidente de la compañía. Gran emoción y gran sorpresa del otro lado
-Anna, se acuerda de mí?
-Sí, por supuesto. Quiero verla. La semana próxima llegaré a Buenos Aires,  quiero que nos veamos. La llamaré a su casa.-Como consiguió mi número?
-Usted tiene una gran amiga. Tengo que proponerle algo pero se lo diré personalmente.
 Al llegar a Buenos Aires se encontró con su colega amigo que vigilaba la salud de sus abuelos, le entregó dos frascos con las píldoras descubiertas recomendándole comenzar por mes con la mínima dosis. A las 20 horas llamó a casa de Anna,  atendió su madre preguntando quien la llamaba…Un compañero de la oficina, gran mentira…Anna con voz tensa respondió.-Sí,  sí,  nos encontramos a las 6 en el Greco (que era una tradicional confitería de Primera Junta donde ella concurría esporádicamente con sus amigas del barrio)…y colgó.


Paul llegó media hora antes consiguiendo una mesa cerca de la ventana. A las 6 y 15 llegó Anna. Tarde (como es costumbre en la mayoría de las mujeres). Pidió un jugo de naranja y él un whisky, conversaron un rato de temas ligeros y cuando ella se levantó para ir al toilette Paul sacó de su bolsillo un cintillo comprado en Tiffany. Ella regresó con los labios resplandecientes. Él apuró su trago.
-Anna estoy profundamente enamorado de usted. Mejor dicho de vos. En el fondo de tu vaso, hay algo.  Significa que quiero que seas mi esposa. 
Anna se sonrojó y con la cucharita recogió la alhaja. Lagrimeó. 
-No me esperaba esto…Nos conocemos tan poco… 
Él insistió… 
- Te amo desde el primer momento en que te vi, tienes algún pretendiente? 
-No…. 
-Quiero conocer a tu familia para formalizar nuestro compromiso. 
-Todo eso que me proponés es muy rápido para mí. Tengo que reconocer que me agradás pero esperemos un poco más. 
 Así quedaron. Por lo menos él sabía que no había alguien más en la vida de Anna.

Después de la cita la acompañó hasta el colectivo, no quería saber nada de tomar  un taxi. Luego llegó a la casa de sus abuelos el abuelo estaba bastante lúcido en cambio su abuela apenas lo reconoció. En la cara de los dos las huellas del tiempo habían dejado su rastro.
A la mañana siguiente regresó en el primer vuelo a Stanford. Oscar lo puso al tanto de las novedades, los resultados del experimento alcanzaban los primeros frutos. Los “voluntarios” demostraron un gran interés por diversas carreras y leían en la biblioteca del penal títulos y títulos. Los rostros en el equipo cambiaron,  todo era tranquilidad y sobre todo el nivel general de sus abuelos había mejorado notablemente, por las novedades que le llegaban de Buenos Aires.
Presentó a la autoridad correspondiente el pedido para autorizar la venta del producto bajo estricta vigilancia de los profesionales con recetas especiales. Publicó en el Journal Médico la historia de sus investigaciones. Al nominarse en Oslo a los candidatos para el Premio Nobel a la medicina fue nombrado ganador del mismo. El ni se había enterado hasta que irrumpieron en el laboratorio todos sus ayudantes exultantes. No lo podía creer. Comenzaron a asediarlo todos los medios.  Concedió innumerables entrevistas en  muchos países del mundo y recibió innumerables distinciones. La ceremonia en Oslo fue de la magnitud que todos conocemos transmitida a todo el mundo, incluso tuvo una recepción en la Casa Blanca distinguido con la medalla al mérito de ciencia.
Las dos mejores noticias fueron la gran mejoría de sus abuelos y la otra, la más esperada la llamada de Anna que no estaba enterada de su distinción.  Anna lo llamó por otro motivo,  lo invitaba a conocer a su familia.
Llegó a Buenos Aires un jueves, habló con Anna quedando para el sábado. Llegó vestido sencillamente a la modesta vivienda de la calle Galicia 3446.  La casa lucía impecable, mientras caminaban ella dijo: -Esta casa la construyó mi padre con mi madre embarazada, ladrillo a ladrillo.
No hay duda, gente de trabajo. Llegaron al comedor. Estaba su madre con el hermano de Anna. Doña Rosa –un poco encorvada por la sacrificada vida que había llevado-, le sonrió amablemente.  Paul le entregó la caja de bombones. Agradeciendo el obsequio lo invitó a tomar asiento, se sentaron a la mesa impecable preparada  por ella. 
Fue sometido a un intenso interrogatorio por Doña Rosa……Cuáles eran sus intenciones, con que medios contaba, donde vivirían,  etc. Etc. Explicó lo de su título, su radicación en los EEUU y el deseo de volver a la Argentina.
-Mire joven…Anna tuvo muchos pretendientes. Salió con alguno de ellos, pero ninguno se sentó a mi mesa. Si ella lo eligió solamente le pido que la haga feliz.
El hermano asintió con la cabeza  era bastante parco para  conversar. Los capelletis estaban sencillamente deliciosos. Repitió otro plato. Los hizo Anna,  repitió la orgullosa madre. El postre fueron las frutas de los árboles del fondo de la casa. Anna lo acompañó hasta la puerta. Al amparo de la penumbra él la abrazó y tuvieron un largo y apasionado beso. Al llegar al hotel, tardó bastante en conciliar el sueño. Por algún infidente, los medios se enteraron donde vivía su novia y se instalaron en la calle Galicia. En esos momentos recién se enteraron ella y sus familiares del logro conseguido por  Paul.
Los vecinos fueron entrevistados por los medios, y ellos encantados, contaron la vida de Anna. No se podía casi circular en las inmediaciones. En una capillita de la plaza cercana se casaron en un recinto colmado. Paul había contratado el servicio de catering,  fue en la casa de Anna. Allí recibieron el saludo de sus familiares y amigos y obviamente sus queridos abuelos. A todos los vecinos también se los agasajó, el barrio estuvo de fiesta. En el pequeño salón del Hilton cenaron mientras un conjunto de violines matizaba la cena, en la suite nupcial cubierta de rosas. Un balde con champagne coronó el hermoso momento, el amor y la pasión los poseyó. Después de un crucero inolvidable volvieron.
Compraron un amplio chalet cerca de la plaza Devoto. Fue recibido por el Presidente y su gabinete, ceremonia transmitida por la cadena oficial. Pasaron muchos años. Tuvieron dos hermosos chicos ahora hombres  el primero  médico como su padre que seguía los pasos de él, el segundo exitoso empresario dedicado a la industria de la construcción de casas pre moldeadas para la clase necesitada  y nietos maravillosos. La vida de ellos transcurrió plácidamente, los años fueron pasando demasiado rápido.  Fueron viajeros incansables. 

Ahora Paul,  próximo a cumplir el 4 de MARZO los noventa se atreve a escribir esta historia…con su esposa a su lado…

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