Tim, había crecido en un vecindario sumamente tranquilo, con gente amigable y colaboradora… Se lo veía sumamente inquieto y con ganas de saber cada día más. Tuvo relaciones informales y pocos amigos. Fácilmente aprobó la escuela secundaria. Enfermó gravemente de neumonía y fue atendido permanentemente por un buen profesional hasta que mejoró. Algo prendió en él, cuando le preguntaron que carrera seguiría, eligió medicina. En los exámenes, entregó sus resultados con una velocidad tal que llamó la atención de los examinadores. Recibido de médico, eligió como especialidad cirugía demostrando sus cualidades. Pidió una entrevista con el doctor René Favaloro, al cual admiraba. La secretaria le comentó que había muchos postulantes y tendría que esperar y le avisarían. Al tiempo llegó el momento.
Luego de una larga entrevista, lo incorporó a su equipo, donde demostró sus habilidades. Al asistir a un seminario en Brasil, quedó a cargo de la especialidad... Había pocos casos, lo que le permitió tomarse un pequeño descanso en su casa de Martinez, hasta que una noche, en la madrugada, su celular sonó intermitentemente… Somnoliento prendió la luz del velador de la cama.
- Doctor, Lamento molestarlo. En la guardia tenemos un caso muy grave, es nada menos que el jefe de gobierno de la ciudad. Su automóvil, fue embestido por un vehículo que iba a gran velocidad. Murieron su secretario y el chofer. Un trozo del parabrisas incrustado en el pecho. Los bomberos tuvieron que retirarlo entre los restos. Los Airbags le salvaron la vida. Al examinar su documentación, mientras llegaba el SAME, se enteraron quien era. En este momento lo tenemos con respiración asistida.
- Ya voy para allí. Y no me reitere quién es. Es una vida humana.
Llovía torrencialmente y procuró conducir con suma precaución hasta llegar a la clínica del Sol. Efectivamente, incrustado en el pecho, un trozo de regular tamaño del parabrisas.
- Procuren moverlo con mucho cuidado, llévenlo al quirófano y tengan todo preparado.
Cerca de cuatro horas duro la intervención. Examinó cuidadosamente el corazón en busca de cualquier esquirla. La tomografía no reveló ninguna anomalía... El cerebro acusaba un daño en la zona temporal.
- No lo podemos intervenir ahora. Esperaremos 48 horas y veremos. Quiero descansar un poco. Pero antes, comeré algo.
Durmió profundamente. Igual en el sector, había excelentes profesionales. Llegado el momento, de la zona, retiró un pequeño coagulo.
La recuperación fue muy buena... El funcionario, le agradeció efusivamente…
- Señor, yo simplemente cumplí con mi deber…
En su momento, pensó en atender no solamente en zona capital, sino en el conurbano, dos veces por semana. Allí con parte de su equipo salvó muchas vidas de gente desposeída. Viajó para asistir al congreso mundial de cirugía, había sido designado por la sociedad de medicina como representarte del país. Se alojó en el Taj Cantón Place, cerca del lugar donde se desarrollaría el evento, el Palace Hotel. Allí, a cargo la organización, se encontraba Julie Zarandan, eficiente organizadora. El congreso duro una semana, con destacados expositores con los últimos adelantos entre ellos Tim. La cena de clausura se realizaría en el salón principal con personalidades de mucho poder. Todo se desarrolló normalmente, con importantes donaciones que se destinarían para investigar males endémicos. El salón donde se desarrolló la cena, estaba radiante. Al llegar a los postres, una vibración, sacudió las mesas. Se fue acentuando hasta alcanzar niveles insospechados. - Terremoto! exclamaron… La gente comenzó a huir despavorida. Él se resguardó bajo una mesa, hasta que salió casi toda la gente.
Al salir, el cuadro era dantesco… Edificios derruidos, las calles cubiertas de escombros, vehículos aplastados y en medio de todo eso, quejidos de dolor. Lentamente, procuró llegar a un lugar despejado. Recordó que cuadras antes de llegar al evento había una plaza. Antes de llegar, gente muerta en las intransitables calles. Un vehículo aplastado con personas en su interior. Oyó un quejido. Recogió una barreta, consiguiendo después de mucho esfuerzo abrir a medias la puerta. Un bebe cubierto con el cuerpo de su madre, respiraba apenas. Los saco con mucho cuidado. Respiró profundamente. En toda su carrera había visto de todo. Pero todo esto lo superó. Y por primera vez, lloró desconsoladamente. A pocas cuadras, se erguía el San Francisco hospital que había sido construido años después del primer sismo de 1906 con las debidas normas antisísmicas. Consiguió llegar a él.
El desconcierto era casi total. Un médico trataba de organizar algo. Llegó hasta él y se presentó.
- Soy médico.
- Vaya para allá.
- Escúcheme: soy cirujano y pienso que podría ser de utilidad.
- ¿Su nombre?
- Tim Dick Stenton.
Su semblante cambio. - He seguido con avidez su carrera. Lo admiro.
- Gracias. Pero necesito un favor. A dos cuadras de aquí, tengo a una madre con su bebé.
Inmediatamente dos camilleros los trasladaron. Los atendió en la guardia. Los estabilizó. En el quirófano trabajó incansablemente hasta caer casi rendido. Salió y se sentó en un sillón quedando profundamente dormido. Al tiempo, sintió que lo sacudían suavemente. Al abrir los ojos se encontró con un rostro angelical.
- Estuve a su lado ayudándolo.
- ¿Usted? Estaba vestida con los hábitos de monja. ¿Era la persona que me alcanzaba los instrumentos?
- Sí. Tenía los hábitos de monja.
- Madre, lo hizo muy bien.
- Soy novicia. Antes de entrar al noviciado, hice muchos cursos de instrumentadora. ¡
- Qué bueno! Le ruego me disculpe. Estoy rendido. Necesitamos descansar.
Al día siguiente, volvieron a encontrarse.
- ¿Descansó?
- Una buena ducha terminó de despejarme. Tengo que hablar con usted.… Por lo eficiente que ha sido, quiero que sea mi instrumentadora. Ha sido mi mano derecha y la necesito.
- Lo pensare. Tengo que abandonar lo que elegí para mi vida…
- ¿Por qué, con todo lo que sabe no siguió con lo suyo?
- Mis padres murieron en un terrible accidente y caí en una profunda depresión. Me refugié en la religión acompañada por un sacerdote de la familia… Meditaré sobre su gentil ofrecimiento.
Muchos días pensándolo… Lo llamó.
- Aceptaré. Lo acompañaré
Durante muchos meses demostró su eficiencia. En los ratos libres, tuvieron agradables conversaciones… Cada vez, fueron intimando más. Una noche, durante una cena, en un excelente restaurant, puso sobre la mesa, un pequeño estuche.
- Ábrelo… Colocó en su dedo un anillo con un pequeño diamante. ¿Quieres casarte conmigo? Quiero que envejezcamos juntos…
Se casaron en una pequeña capilla. Viven en Martinez con sus dos hijos… Él, sigue salvando vidas.
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